Bienestar animal

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Los ovinos domésticos producen fibras, carne, leche, cueros y sebo. Existen razas que por selección artificial, el hombre las orientó hacia un fin determinado, priorizando un tipo de producción en detrimento de otra. Así surgen las razas de aptitud: lanera, carnicera, doble propósito (carne-lana), lechera y peletera.

Para su manejo: Los ovinos actuales son tímidos y sumisos a la voluntad de sus criadores porque los pastores mataban a los animales díscolos, nerviosos o eran presa de los depredadores, cuando se alejaban de la majada.

Los ovinos deben ser tratados suavemente por ser pequeños, tímidos y asustadizos. Esta característica determina que no haya una rápida y fácil detección de los animales enfermos, por lo que en ocasiones el tratamiento suele llegar tardíamente. Por ello, es necesario hacer recorridas frecuentes según el estado fisiológico de la majada, siendo los más importantes, el fin de la gestación y la parición en el caso de los ovinos laneros, la esquila (práctica utilizada para la obtención del vellón) y la señalada (práctica en la que se identifican los animales pudiendo adicionarse corte de cola y castración de machos) resultan situaciones estresantes a considerar, por lo que el manejo adecuado y la buena práctica en las técnicas zootécnicas son fundamentales.

La longevidad del ovino puede superar los 15 años si no presenta enfermedades y conserva en buen estado los dientes incisivos. En sistemas extensivos es de 4 a 6 años (se considera a partir del ingreso a servicio con una edad de 18 meses aproximadamente).

El ovino se destaca, después de la cabra, por su capacidad para vivir en condiciones desfavorables de suelo y clima. No obstante, la mano del hombre, a través de largos períodos de selección, ha  desarrollado en razas o en líneas genéticas, capacidades para producir en diferentes medios ambiente.

La dominancia es poco notoria en una majada. La competencia por el alimento durante la suplementación, se realiza mediante empujones leves y no a través de cabezazos. Los carneros, compiten especialmente durante el servicio a través de fuertes choques de cabeza y molestando a los que están por realizar el salto, golpeando el flanco del oponente, produciendo lesiones importantes e inhibición o disminución de la libido.
 
El responsable del bienestar animal en el establecimiento, debería ser capaz de reconocer los signos de salud del rebaño, como debilidad, posturas y conducta anormales, cojeras, presencia de diarrea, ausencia de rumia, arqueamiento del lomo o signos de dolor, presencia de mordidas del vellón, rápida pérdida de peso, excesiva pérdidas de lana. En algunas circunstancias algunos ovinos se separan del rebaño.

Instalaciones: los potreros y las construcciones donde se alojen los ovinos en forma parcial o permanente, deben estar libres de alambres y materiales plásticos que puedan dañar a los animales. En caso de utilizar cercos eléctricos, deberían diseñarse, usarse y mantenerse de tal forma que el contacto con ellos sólo provoque el disconfort momentáneo. El empleo de cerco eléctrico no se recomienda en ovinos que posean cuernos.